jueves, 19 de febrero de 2015

El Noviazgo


¿Que es el noviazgo?

El noviazgo es un estado transitorio. Se trata de un periodo durante el cual dos personas mantienen una relación amorosa con el objetivo de avanzar en el conocimiento mutuo: si el noviazgo resulta satisfactorio para ambos, la pareja terminará casándose. En el caso contrario, ambas personas se separarán y cada una seguirá su camino





noviazgos tóxicos


Es un hecho que hoy va en aumento el número de divorcios, y esto nos dice que no se están viviendo noviazgos sanos, sino por el contrario abundan los noviazgos tóxicos, los cuales se podrían transformar en un noviazgo saludable o saber que si no hay cambios hay que terminarlo cuando aún hay tiempo.Vamos a empezar por definir qué es un noviazgo tóxico… Cuando hablamos de noviazgos tóxicos estamos hablando de noviazgos donde hay veneno, en donde de una forma u otra vas a acabar en la muerte, muerte espiritual o muerte emocional, pero como quiera no es vida y no vale la pena sufrirlo. Un noviazgo tóxico se define como una relación peligrosa, una relación dañina, donde las personas involucradas no se edifican sino que se destruyen… Yo por andar contigo no soy mejor persona, soy peor persona, me auto destruyo 



¿Qué dicen los psicólogos?



Al comienzo de toda relación, aclara la psicóloga de la U. Andrés Bello y experta en relaciones de pareja Claudia Cartes, "el pegoteo es normal, esa necesidad de estar con el otro, de aislarse de los amigos y el mundo". Pero si se prolonga en el tiempo y se ven limitadas la mayoría de las actividades de mi individualidad, se encienden las alertas. Botón de pánico. Adiós amigos, salidas, familia, adiós a mí mismo. Chao, yo. En ese punto nuestro idilio ya es tóxico. Como en la película española Te Doy mis Ojos, señala el doctor Rossel, en la que se entra "en una posesión del otro, de sus tiempos, e incluso de sus pensamientos. Lo que se transforma en una relación con potencial de violencia

¡CON QUIEN ESTAS, DONDE ESTAS, DE QUIEN ES ESA VOZ!  Los síntomas de una relación enfermiza son múltiples. Llamadas telefónicas a cada rato. Que ¿qué vas a hacer después, con quién estás, de quién es esa voz que escucho a tu lado?, son lugares comunes de esta aflicción. Incluso algunos llegan a crear 'casuales citas' apareciéndose por el trabajo, por el restaurante que frecuentamos, siguiéndonos como una sombra. Todas estas actitudes dan cuenta de una incipiente celopatía que deriva en asfixia amorosa. Miedo a perderte, paranoia de las 'amenazas' externas que me alejen de ti. "O tú o nada", dice el coro del clásico cebolla de Pablo Abraira. La sentencia del cantante español es el fiel reflejo de amores tóxicos que se fundamentan en esa idea de que si me dejas, mi vida se acaba, yo no puedo vivir sin ti, ¿quién me va a querer? ¡Aire!

SIN ALAS NO HAY AUTONOMÍAEl dependiente tiene baja autoestima, es inseguro en extremo y tiene la idea de que no es 'merecedor de'. Por ello no enfrenta el mundo -dice Cartes-, "por temor a fracasar, y así van detrás de alguien". La sicóloga los distingue entre activos y pasivos. Los últimos son más complejos, pues "aparentan debilidad, pero son fuertes. Hasta pueden llegar a enfermarse de verdad, se victimizan y ponen al otro como el gran salvador. El pegote idealiza, no se hace cargo de sus miedos y espera que el otro cumpla, proteja y le evite el temor al abandono". Es el trastorno de realidad por dependencia, asegura el sicólogo clínico de la Universidad Central Jorge Rosende. "Esto responde a aspectos que se han dado en la infancia y adolescencia. Por un vínculo ambiguo con los padres o porque no le han entregado al niño un apego seguro, lo que genera un miedo desmedido a la pérdida", cuenta. El doctor Rossel, aporta: "Hay una genética más resiliente y otra más vulnerable. Hay personas que por motivos biológicos son autónomas y autosuficientes, y otras más dependientes". El experto recuerda que Goethe decía que los padres lo que tienen que darles a los hijos son raíces y alas. Cuando faltan las alas se puede generar un vínculo de autonomía insuficiente.


CULPAS COMPARTIDAS

Este tango, coinciden los especialistas, se baila de a dos. Las culpas son 50 y 50. Y es sano asumirlas. El asfixiado no debe pensar que la vida lo estafó, que por qué siempre a él le tocan estas parejas. No. "El que está aburrido también es algo dependiente y por eso se enganchó. Las culpas son compartidas, porque uno ha tolerado la dependencia del otro y la ha alimentado", dice Cartes. Incluso -agrega Rosende- hay quienes necesitan que estén todo el tiempo detrás de ellos, que los controlen, porque tampoco han desarrollado independencia. Cuando la relación entra en la fase tóxica a veces lo importante es salir, no importa cómo.

NO PERDER JAMAS EL MUNDO PROPIO

No debemos caer en la violencia en el noviazgo por que puede llegar a una tragedia. 










By: Eduardo